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Llega la 'moda sostenible': "No puede ser que las marcas ganen un 800% por prenda"

María Almazán es la cofundadora de la empresa de moda sostenible Latitude

Trabaja en el desarrollo de una marca propia de Latitude que se lanzará en septiembre y en una plataforma online con herramientas para talleres sostenibles

«Al hablar del textil pensamos en gente cosiendo, pero en realidad es una cadena enorme. Desde los cultivos de las fibras naturales como el algodón o la extracción del poliéster hasta que terminas la prenda, la planchas y la metes en una bolsa».

«La industria textil es la segunda más contaminante a nivel mundial. Solamente es superada por la petrolífera».

«Hace una década trabajé en el departamento de Compras Internacionales de una gran marca. Estuve cuatro años viajando por Asia controlando toda la cadena de valor de la producción».

«He visto gente bebiendo agua del bote de un pesticida porque no saben de su peligrosidad. Ríos del color del vaquero de la temporada. Madres cosiendo, con el niño a los pies, sentadas 10 horas en un taburete en sitios sin ventilación. En las zonas de corte, la mayor parte de los trabajadores tenía la cara abrasada por las partículas que se desprenden».

«No puede ser que las marcas ganen un 800% del valor de una prenda. No puede ser que el consumo de moda genere estas injusticias y desigualdades».

«Todas las empresas están implementando líneas sostenibles. Pero yo siento que las grandes marcas son como trenes de alta velocidad: tienen que cambiar sus procesos con el tren en movimiento y que los beneficios se mantengan. Es un tema puramente económico».

«Una camiseta en una gran superficie cuesta nueve euros cuando las marcas la compran como mucho por dos euros, pero es que la camiseta que cobran a 18 euros cuesta lo mismo. Si produces esta última de manera sostenible te costaría cinco o seis. ¿Realmente no te puedes permitir eso?».

«El comprador se desvincula de esta situación por distintos motivos. Primero se trató de ocultar, pero cuando te lo ponen de frente hay que mirar. Después se intentó que tuvieras la sensación de que el problema es tan gordo que no puedes hacer nada».

«El consumidor tiene una fuerza inmensa porque, si no compra, la industria tendrá que cambiar. En España todavía hay una generación intermedia que ha educado a los consumidores de hoy y que solamente se podía comprar un abrigo cada cuatro inviernos. Poder comprarse 700 abrigos les da una felicidad inusitada que sus nietos no sentirán».